Ese día fuimos todos al campo de Ignacio, tomamos por demás y algunos de los chicos se drogaron.
Todo comenzaba hacer efecto.
Nos sentamos algunos en el living de la casa a mirar películas y otros se fueron al patio, creo que la mayoría terminó mirando el techo. Yo por mi parte tenía miedo, no lo podía negar. Hace un tiempo Ignacio me comentó que sentía lo mismo cuando se quedó solo una noche, me contó que se escuchaban gritos y que vio sombras raras.
Igual, no creía en eso así que trate de olvidarme por el momento y mirar la película, aunque no entendía nada. Nico se sentó a mi lado y me abrazó, yo no quería.
-Salí, estúpido.-
-Eh! ¿Que pasa?-
-No me jodas-
-Que malhumor-
Lo empujé y volvió a mirarme, muy fijo, su cara comenzó a deformarse y grité, grité muy fuerte, era como si nadie me oía. Cada vez tenía menos forma, su cabeza, su pecho, sus brazos, sus piernas. Trataba de tranquilizarme y pensar que era todo efecto de las drogas. Se abalanzó sobre mi gritando ABRÁZAME NINA, ÁMAME NINA, ¡¿ACASO NO TE GUSTO?!
Todos desaparecieron. Corrí al patio... Juan estaba colgado de un árbol y una soga abrazando su cuello, se encontraba totalmente pálido. Atrás del árbol estaba Gergor llorando a más no poder, me contó que lo escuchó gritando a Juan y cuando acudió a el, Juan lo miró fijo, gritó más fuerte y dejo que la soga lo matara rápidamente. Estaba tratando de calmar a Gergor, yo no podía más, ya era demasiado.
Maria se acercó a nosotros para ver que pasaba y al ver el momento se tiró al pasto totalmente en shock (Juan era su novio, estaban pensando en casarse).
No encontraba salida, quería irme de ese campo, no sabía donde estaba Ignacio, lo necesitaba más que nunca.
Dejé por un segundo a mis amigos y volví adentro evitando el living, fui a buscar a Ignacio a su cuarto y había una sombra que daba en el rincón izquierdo, no me anime a tocarlo pero trate de acercarme lentamente hacia el cuando llego a ese lugar me miran unos ojos rojos llenos de miedo y cansancio.
-Ignacio sos vos?
-"Nunca lo vas a saber"
Comencé a correr por la casa pase por el living, el cuarto de huésped y llegue a la cocina. Empece a buscar un cuchillo, mis manos temblaban mientras que se escuchaban los pasos de esa "cosa" del rincón. Teniendo el cuchillo en mi mano se asoman esos ojos rojos sobre mi, empece a correr rápido hasta que llegue al patio de luz. Era enorme tenia muchas plantas así que aproveche y me escondí atrás de un sauce. Quería a Ignacio, necesitaba hablar con el pero tenia miedo.Lentamente se abre la puerta que lleva a la cocina y nuevamente aparece "la cosa del rincón" se asoma, me vio en el árbol, me miró y me dijo
-"Nunca lo sabrás"
Rápidamente le clavo el cuchillo en lo que sería su corazón y al sacar el cuchillo comenzó a salir sangre, en ese momento me di cuenta de que maté a Maria.
Volví al patio, necesitaba a alguien, Gergor, Gergor también fue una victima de la soga, estaba lleno de sangre con cuchillos clavados en la cien... Junto a Juan.
No encontraba a Ignacio, quería verlo... ¡¿Qué estaba pasando?!
Fui a la pieza de sus padres, estaba todo oscuro, la luz no andaba, llamaba gritando a Ignacio y nadie contestaba. Salí y seguí buscando, encentré pisadas de color rojo, sangre....
Seguí el rastro, me encontré con la puerta del baño, abrí la puerta y ahí estaba Ignacio que tenia en sus manos cuchillos, los estaba lavando en la bañera, la que estaba llena de sangre.
Intentó disimular algo imposible, me abrazo y me dijo que me amaba, que yo era única. Tenía terror de que me matara, no quería morir, traté de seguirle la corriente.
-Te amo Nina, ellos no merecían vivir, no querían que estemos juntos.
-Yo también te amo...
-Segura?
- ...Sí
-No lo estás. Si es así no tengo otra opción...
martes, 30 de julio de 2013
miércoles, 3 de julio de 2013
Los crimenes de calle Morgue (Rocio Patek)
Me pareció muy entretenido el cuento, ademas me gusta a la escritura. La mayoría de los cuentos policiales me gustan y me atrapan este fue muy atrapante. Por una parte me dio impresion cuando mataron a la chica y le arrancaban los pelos y le salia la carne es como que me dio un poquito de asco pero al final estuvo bueno, lo recomiendo.
Rocio Patek
Rocio Patek
martes, 2 de julio de 2013
Los crimenes de la calle Morgue (Marianela Castro)
No me gusto mucho el cuento, por el hecho de que en algunas partes me daba impresión, me di cuenta que el asesino fue el orangután por el anuncio falso que publicaron en un periódico Dupin y su amigo quienes decidieron llevar a cabo la investigación por su cuenta. El anuncio decía que un orangután había sido encontrado y que para recuperarlo había que llegarse a una calle, que en este momento no recuerdo su nombre. A los pocos días un pirata fue a la casa de Dupin y le dijo que este animal se había escapado, había entrado en casa de las damas asesinadas y que él no había podido hacer nada, entonces se fue dejando todo como si no hubiera pasado nada hasta que madre e hija fueron encontradas por la policía, al declarar el pirata, pusieron en libertad al sospechoso que estaba en la cárcel como causante del asesinato.
Marianela Castro
Marianela Castro
Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país.
Fue un renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco. Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi (modo de vida), lo que tuvo para él lamentables consecuencias.
Fue bautizado como Edgar Poe el 19 de enero de 1809 en Boston, Massachusetts, y sus padres murieron cuando era niño. Fue recogido por un matrimonio adinerado de Richmond, Virginia, Frances y John Allan. Pasó un curso académico en la Universidad de Virginia y posteriormente se enroló, también por breve tiempo, en el ejército. Sus relaciones con los Allan se rompieron en esa época. Su carrera literaria se inició con un libro de poemas, Tamerlane and Other Poems (1827).
Por motivos económicos, se dirigió sus esfuerzos a la prosa, escribiendo relatos y crítica literaria para algunos periódicos de la época; llegó a adquirir cierta notoriedad por su estilo cáustico y elegante. En Baltimore, en 1835, contrajo matrimonio con su prima Virginia Clemm, que contaba con solo trece años de edad. En enero de 1845, publicó un poema que le haría célebre: "El cuervo". Su mujer murió de tuberculosis dos años más tarde.
Murió el 7 de octubre de 1849, en la ciudad de Baltimore, a los cuarenta años de edad. La causa exacta de su muerte nunca fue aclarada. Se atribuyó al alcohol, a congestión cerebral, cólera, drogas, fallo cardíaco, rabia, suicidio, tuberculosis y otras causas.
Principales obras:
Entre la producción poética de Poe destacan una docena de poemas por su impecable construcción literaria y por sus ritmos y temas obsesivos. En 'El cuervo' (1845), por ejemplo, el autor se siente abrumado por la melancolía y los augurios de la muerte. Su dominio extraordinario del ritmo y el sonido es particularmente evidente en 'Las campanas' (1849), un poema que evoca el repique de los instrumentos metálicos, y 'El durmiente' (1831), que produce un estado de somnolencia. 'Lenore' (1831) y 'Annabel Lee' (1849) son elegías a la muerte de una hermosa joven.
Frases...
"Los que sueñan de día saben muchas cosas que se pierden los que sólo sueñan de noche.""La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia."
"Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño."
"Tal vez sea la propia simplicidad del asunto lo que nos conduce al error."
Los crímenes de la calle Morgue (Milagros Lazcano)
Pude deducir que el asesino de madame L'Espanage y su hija, mademoiselle Camille L'Espanage no es quien está en la cárcel, tampoco es un humano, por las pistas que también llevaron a Dupin a resolver el caso. Como ser la marca de las manos, que era demasiado grande, la posición de la hija, el que no se llevara nada, el tornillo roto en la ventana colocado como si estuviera cerrada, el lazo del marinero en el pararrayos.
Fue interesante al leer, atrapa bastante, me gustó.
Fue interesante al leer, atrapa bastante, me gustó.
jueves, 27 de junio de 2013
Pablo Neruda - 100 sonetos de amor
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
Sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.
Lara Alemanno
martes, 28 de mayo de 2013
PAUSA - Mario Benedetti
De vez en cuando hay que hacer
una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.
(Entrada realizada por Lara Alemanno)
TÁCTICA Y ESTRATEGIA - Mario Benedetti
TÁCTICA Y ESTRATEGIA
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites
(Entrada realizada por Castro Marianela)
miércoles, 22 de mayo de 2013
Alma desnuda - Alfonsina Storni
Alfonsina Storni
Alma desnuda
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
martes, 14 de mayo de 2013
Edgar Allan Poe - El Silencio
—Escúchame — dijo el Demonio, apoyando la mano en mi cabeza—. La región de que hablo es una lúgubre región en Libia, a orillas del río Zaire. Y allá no hay ni calma ni silencio.
Las aguas del río están teñidas de un matiz azafranado y enfermizo, y no fluyen hacia el mar, sino que palpitan por siempre bajo el ojo purpúreo del sol, con un movimiento tumultuoso y convulsivo. A lo largo de muchas millas, a ambos lados del legamoso lecho del río, se tiende un pálido desierto de gigantescos nenúfares. Suspiran entre sí en esa soledad y tienden hacia el cielo sus largos y pálidos cuellos, mientras inclinan a un lado y otro sus cabezas sempiternas. Y un rumor indistinto se levanta de ellos, como el correr del agua subterránea. Y suspiran entre sí.
Pero su reino tiene un límite, el límite de la oscura, horrible, majestuosa floresta. Allí, como las olas en las Hébridas, la maleza se agita continuamente. Pero ningún viento surca el cielo. Y los altos árboles primitivos oscilan eternamente de un lado a otro con un potente resonar. Y de sus altas copas se filtran, gota a gota, rocíos eternos. Y en sus raíces se retuercen, en un inquieto sueño, extrañas flores venenosas. Y en lo alto, con un agudo sonido susurrante, las nubes grises corren por siempre hacia el oeste, hasta rodar en cataratas sobre las ígneas paredes del horizonte. Pero ningún viento surca el cielo. Y en las orillas del río Zaire no hay ni calma ni silencio.
Era de noche y llovía, y al caer era lluvia, pero después de caída era sangre. Y yo estaba en la marisma entre los altos nenúfares, y la lluvia caía en mi cabeza, y los nenúfares suspiraban entre sí en la solemnidad de su desolación.
Y de improviso se levantó la luna a través de la fina niebla espectral y su color era carmesí. Y mis ojos se posaron en una enorme roca gris que se alzaba a la orilla del río, iluminada por la luz de la luna. Y la roca era gris, y espectral, y alta; y la roca era gris. En su faz habla caracteres grabados en la piedra, y yo anduve por la marisma de nenúfares hasta acercarme a la orilla, para leer los caracteres en la piedra. Pero no pude descifrarlos. Y me volvía a la marisma cuando la luna brilló con un rojo más intenso, y al volverme y mirar otra vez hacia la roca y los caracteres vi que los caracteres decían DESOLACIÓN.
Y miré hacia arriba y en lo alto de la roca había un hombre, y me oculté entre los nenúfares para observar lo que hacía aquel hombre. Y el hombre era alto y majestuoso y estaba cubierto desde los hombros a los pies con la toga de la antigua Roma. Y su silueta era indistinta, pero sus facciones eran las facciones de una deidad, porque el palio de la noche, y la luna, y la niebla, y el rocío, habían dejado al descubierto las facciones de su cara. Y su frente era alta y pensativa, y sus ojos brillaban de preocupación; y en las escasas arrugas de sus mejillas leí las fábulas de la tristeza, del cansancio, del disgusto de la humanidad, y el anhelo de estar solo.
Y el hombre se sentó en la roca, apoyó la cabeza en la mano y contempló la desolación. Miró los inquietos matorrales, y los altos árboles primitivos, y más arriba el susurrante cielo, y la luna carmesí. Y yo me mantuve al abrigo de los nenúfares, observando las acciones de aquel hombre. Y el hombre tembló en la soledad, pero la noche transcurría, y él continuaba sentado en la roca.
Y el hombre distrajo su atención del cielo y miró hacia el melancólico río Zaire y las amarillas, siniestras aguas y las pálidas legiones de nenúfares. Y el hombre escuchó los suspiros de los nenúfares y el murmullo que nacía de ellos. Y yo me mantenía oculto y observaba las acciones de aquel hombre. Y el hombre tembló en la soledad; pero la noche transcurría y él continuaba sentado en la roca.
Entonces me sumí en las profundidades de la marisma, vadeando a través de la soledad de los nenúfares, y llamé a los hipopótamos que moran entre los pantanos en las profundidades de la marisma. Y los hipopótamos oyeron mi llamada y vinieron con los behemot al pie de la roca y rugieron sonora y terriblemente bajo la luna. Y yo me mantenía oculto y observaba las acciones de aquel hombre. Y el hombre tembló en la soledad; pero la noche transcurría y él continuaba sentado en la roca.
Entonces maldije los elementos con la maldición del tumulto, y una espantosa tempestad se congregó en el cielo, donde antes no había viento. Y el cielo se tornó lívido con la violencia de la tempestad, y la lluvia azotó la cabeza del hombre, y las aguas del río se desbordaron, y el río atormentado se cubría de espuma, y los nenúfares alzaban clamores, y la floresta se desmoronaba ante el viento, y rodaba el trueno, y caía el rayo, y la roca vacilaba en sus cimientos. Y yo me mantenía oculto y observaba las acciones de aquel hombre. Y el hombre tembló en la soledad; pero la noche transcurría y él continuaba sentado.
Entonces me encolericé y maldije, con la maldición del silencio, el río y los nenúfares y el viento y la floresta y el cielo y el trueno y los suspiros de los nenúfares. Y quedaron malditos y se callaron. Y la luna cesó de trepar hacia el cielo, y el trueno murió, y el rayo no tuvo ya luz, y las nubes se suspendieron inmóviles, y las aguas bajaron a su nivel y se estacionaron, y los árboles dejaron de balancearse, y los nenúfares ya no suspiraron, y no se oyó más el murmullo que nacía de ellos, ni la menor sombra de sonido en todo el vasto desierto ilimitado. Y miré los caracteres de la roca, y habían cambiado; y los caracteres decían: SILENCIO.
Y mis ojos cayeron sobre el rostro de aquel hombre, y su rostro estaba pálido. Y bruscamente alzó la cabeza, que apoyaba en la mano y, poniéndose de pie en la roca, escuchó. Pero no se oía ninguna voz en todo el vasto desierto ilimitado, y los caracteres sobre la roca decían: SILENCIO. Y el hombre se estremeció y, desviando el rostro, huyó a toda carrera, al punto que cesé de verlo.
Pues bien, hay muy hermosos relatos en los libros de los Magos, en los melancólicos libros de los Magos, encuadernados en hierro. Allí, digo, hay admirables historias del cielo y de la tierra, y del potente mar, y de los Genios que gobiernan el mar, y la tierra, y el majestuoso cielo. También había mucho saber en las palabras que pronunciaban las Sibilas, y santas, santas cosas fueron oídas antaño por las sombrías hojas que temblaban en torno a Dodona. Pero, tan cierto como que Alá vive, digo que la fábula que me contó el Demonio, que se sentaba a mi lado a la sombra de la tumba, es la más asombrosa de todas. Y cuando el Demonio concluyó su historia, se dejó caer en la cavidad de la tumba y rió. Y yo no pude reírme con él, y me maldijo porque no reía. Y el lince que eternamente mora en la tumba salió de ella y se tendió a los pies del Demonio, y lo miró fijamente a la cara.
sábado, 11 de mayo de 2013
"CREO"
Creo en dios pero no en la iglesia.
Creo en amor a cargas, con cientos de
kilómetros.
Creo en los actos, poco en las palabras.
Creo que lo que está correcto no siempre lo
está.
Creo en que ser uno es ganar.
Creo en que romper los silencios tiene
tanto sus beneficios como sus pérdidas.
Creo en mi misma.
No creo que la muerte sea una solución.
No creo que estoy totalmente cuerda.
No creo en la perfección, creo en vos.
Creo en mis tristezas, mis placeres.
No creo en las modas.
No creo en lo que es correcto para ellos.
Creo en que querer lo puede todo.
Creo en todo y a la vez en nada.
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